Las empresas del presente que quieran seguir en el futuro o se han adaptado a nuevos paradigmas (modelos de funcionamiento) o lo tendrán que hacer con urgencia. Incluso diría que los cambios leves y lentos en España en relación a otros países vecinos de Europa, no son suficientes en aquellas empresas que en verdad quieran estar en la cabeza de sus sectores. Y no estoy hablando de grandes empresas, que son las que más avanzados tienes estos cambios, sino precisamente de PYMES que son las que resultan más reticentes a la hora de querer (y poder) cambiar.
Hoy las empresas tiene que ser más horizontales en sus organigramas. Es imposible para la propia productividad y rentabilidad tener organizaciones verticales con muchas escaleras y que además estas forman bloques estancos de comunicación entre ellas y con toda la base.
Siempre el cliente ha sido lo más importante en una empresa, hoy hemos cambiado el concepto “cliente” por el de “demanda”.
El cliente siempre tiene la razón, excepto cuando sus razones afectan a otros clientes.
Y por eso mismo, nuestras actuaciones deben ir dirigidas a “los clientes” y no “al cliente”.
La calidad es fundamental, es la cimentación de todo proyecto.
Quien trata al cliente es quien mejor lo conoce y quien debe procurar el conocerlo todavía mejor.
El cliente se debe de ir de nuestra empresa con nuestro producto, y con la satisfacción y un valor añadido para su propia empresa o servicio recibido, que le haga entender que el precio pagado es justo e interesante. De esta forma volverá.
Toda empresa de este inicio de siglo XXI debe estar constantemente aprendiendo en todas sus esquinas. Los trabajadores, sus herramientas, los directivos, sus vendedores, y sin duda sus relaciones con clientes, proveedores, bancos o competencia.
Hay que cambiar varias veces al cabo de un año, y no hay que equivocarse nunca. Por eso hay que detectar qué está funcionando muy bien, qué representan zonas de mejora dentro de la globalidad de la producción, qué son claros errores que debemos modificar con urgencia.
No es simplemente que nosotros nos tengamos que mover…, es que sabemos que se mueven los clientes, la competencia, los proveedores, las nuevas tecnologías. Y si nos quedamos quietos nos separamos de todos ellos.
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