Las personas que llevamos un Diario Personal no estamos locas, e incluso es muy posible que estemos más sanas que la media pues llevar un Diario Personal es una terapia sencilla que ayuda a comprendernos y conocernos mejor.
Es una bitácora personal y siempre secreta, que nos sirve como espejo al que mirarnos con sentido retroactivo. Y donde se puede borrar, romper, tirar, guardas, besas o querer.
Es como una medicación mental a pequeñas dosis pero no tanto para el cuerpo como para el alma.
Vaciarnos todos los días en esos momentos de tranquilidad y silencio, de intimidad, es un ejercicio muy bueno para la salud mental, sobre todo en dos procesos vitales por los que todos nosotros pasamos. La adolescencia y la madurez.
Un Diario Personal debe ser siempre un lugar honesto, donde no nos engañemos nunca, donde pongamos incluso aquellas cosas que luego queremos destruir. E incluso, por qué no, para destruirlas después.
Un Diario Personal no es un soliloquio de éxito, sino más bien un libro de errores y dudas, de mirarnos al espejo del papel y preguntarnos qué somos, hacia dónde queremos ir. Somos nosotros mismos, escribiendo de nosotros mismos.
Empieza con un ejercicio muy sencillo y verás cómo te sientes capaz de iniciar un Diario Personal.
Y no te preocupes si lo que escribes un día no se parece en nada a lo que piensas un par de semanas después. Y no digo ya nada si lo repasas un par de años más tarde. Somos seres cambiantes, movibles, todo se mueve incluidas nuestras mochilas. Es lo habitual ser a veces contradictorios, aunque eso mismo lo critiquemos a los demás.
Comentarios recientes